El PCE en la prensa
Cuando nos referimos a la prensa, en este caso, no nos limitamos a la prensa escrita:
periódicos, revistas... sino a todos los medios de información y difusión en general,
es decir, también la radio y sobre todo la televisión, el medio propagandístico s
potente en la sociedad actual.
La función de esos medios, en principio y en teoría, es la de informar a la sociedad.
Por ello, y también en principio y en teoa, los recursos informativos: editoriales,
emisoras... deberían ser ideológicamente neutrales y sin más control que el de la
propia sociedad a cuyo servicio deben estar. En la práctica y en la realidad las cosas
son muy diferentes. El hecho de que nuestra sociedad tenga una organización
económica y social de naturaleza clasista es causa de que las clases hegemónicas,
utilicen plenamente su poder para asegurarse el control de todos los medios que
aseguren la pervivencia de su dominio. Lógicamente, ese dominio se materializa en
el terreno economico, pero su conservación postula el control del aparato político y
del ideológico, y los dominadores de este sistema son lo suficientemente inteligentes
para no descuidar esos flancos de la realidad social.
En cada país la subordinación del aparato político nacional al poder económico
transnacional está asegurada por la actitud sumisa de las principales formaciones
politicas. En realidad, lo que ocurre es que los centros rectores del poder económico
mundial están en condiciones de proveer personal político que le sirva dócilmente, y
promocionar las carreras políticas que les interese, así como favorecer y potenciar en
cada caso a las formaciones políticas que más les convengan para cada momento y
cada lugar determinado. El resultado de ese control es que, por ejemplo en nuestro
país, a efectos de los intereses de los grandes poderes económicos del sistema resulta
absolutamente indiferente que en las elecciones europeas, nacionales, autonómicas o
municipales alcancen mayoría los candidatos del Partido Popular o los del Partido
Socialista Obrero Español. También carece de importancia el que los partidos
nacionalistas alcancen una representación parlamentaria mayor o menor. En lo
economico-social, salvo alguna excepción del tipo del Bloque Nacionalista Gallego
(y seria interesante esplorar hasta que punto), la mayoría de esos partidos
nacionalistas se inscriben en posiciones totalmente acordes con el capitalismo
mundial dominante.
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En lo que se refiere al aparato ideológico, la prensa, los medios de difusión en
general, son un instrumento potente que se utiliza no sólo para su original función
informativa sino también, y principalmente, para asegurar el tipo de mentalización
social que asegure un colectivo humano sometido, sin pretensiones de transformación
de la sociedad y de construcción de un sistema económico no clasista. No es
necesario aclarar que la situación actual de la economía mundial y de falta de
respuesta revolucionaria de las amplias masas explotadas responde perfectamente al
esquema que se formularon los sectores económicos dominantes. Todo parece indicar
que duerme en el sueño de la ignorancia y de la falta de perspectivas de
transformación el amplio colectivo social mundial cuyo interés sería derribar el
entramado de dominación que lo explota.
Pero no todo esta tan quieto como interesa a los ordeñadores del mundo. Persisten
elementos irreductibles de resistencia al sistema en diversas partes del mundo.
Chiapas no es un foco aislado, antes bien es un modelo que puede reproducirse en
muchas partes del mundo. Y existen organizaciones políticas, sociales y de diverso
signo cuya vocación y principal misión es promover y realizar cambios tendentes a
configurar una sociedad de un tipo tan diferente al capitalismo que en realidad
constituirían su negación y requerirían su destrucción.
En la guerra contra esas fuerzas adversas, el imperialismo sigue la táctica que más le
conviene en cada caso. La experiencia histórica, incluso la más reciente, nos enseña
que el aparato de dominación mundial no titubea en recurrir a la violencia y a la
represión más despiadada cuando lo considera necesario. Los bombardeos sobre
Vietnam e Iraq, y el persistente bloqueo económico a ese país y a Cuba, son una
muestra de ello, como lo es también la represión, incluso si disimulada en Chiapas y
en otros lugares de Iberoamérica, y como lo fue en su momento el aparato represivo
montado en Chile por el tristemente célebre General Pinochet.
Pero donde no sea posible o no sea conveniente, por los motivos que sea, recurrir a la
represión violenta, el sistema utiliza hábilmente otros recursos de su arsenal. Aes
donde pueden jugar un papel decisivo los medios de difusión. En España, y en el
terreno político, el sistema se topa con un elemento inasimilable. El Partido
Comunista no encaja en el espectro de fuerzas políticas que en este país se plantean
solamente alcanzar el poder para disfrutarlo y no para proceder a la transformación
progresista de la sociedad. Cuando contemplamos la actual realidad social del mundo
y nos encontramos ante datos como el que nos informa de que 200 personas en todo
el mundo perciben actualmente tantos ingresos como 2320 millones de habitantes, a
los comunistas no nos da la gana aceptar esa sociedad, no pertenecemos a ella ni
aceptamos sus valores: somos un elemento extraño a ella. Nacimos en este mundo y
en esta época, pero no aceptamos su esquema económico ni su orden social. Nos
declaramos rebeldes existenciales contra el sistema burgués, y constructores de una
sociedad más justa y más racional.
Sin perjuicio de usar contra nosotros otro tipo de medidas, en momento y forma
adecuados, las clases dominantes del actual capitalismo transnacional nos aplican un
tratamiento de difamación a medida de los potentes medios de difusión que poseen.
No es necesario resaltar una vez más la enorme capacidad de los medios informativos
para influir sobre la mentalidad de millones de personas. Bajo la presión
propagandística de las grandes agencias de prensa y canales televisivos, una persona,
o un grupo de personas, o un partido político, pasan a tener, ante la visión de gran
parte de la sociedad, no su propia imagen en base a sus propios hechos y su historia,
sino la imagen falsa y artificial que le fabriquen y le asignen los poderes dominantes
de los medios de difusión.
Ante la imposibilidad de anularnos a los comunistas, y de aplicar contra nosotros una
represión violenta que se demostró contraproducente en etapas anteriores, el sistema
basa su estrategia de sustraerse a nuestra acción transformadora centrando sus
esfuerzos en mantenernos aislados de las masas populares. En esa estrategia encajan
las reiteradas negativas de otros partidos, que se dicen de izquierdas, a acordar
programas y estrategias con el Partido Comunista. También, la captación de figuras
políticas o sindicales de nuestro entorno para promover operaciones, como la
realizada en las últimas elecciones autonómicas de Galicia, cuya finalidad es
desvirtuar el sentido transformador de la propuesta comunista. Y por último, la
acción de desprestigio y demonización, a cargo de la prensa, de las figuras que
verdaderamente encarnen ese espíritu comunista.
En esa tarea la prensa española tiene ya un largo rodaje. Si durante las décadas del
franquismo se ensañó en presentar a Pasionaria como un ser perverso, no corrieron
mejor suerte los sucesivos Secretarios Generales del PCE despues de la legalización
del Partido y la democratización de la vida política española: Santiago Carrillo,
Gerardo Iglesias, Julio Anguita, y ahora Francisco Frutos, durante la etapa de su
liderazgo comunista pasan a ostentar, quieras o no, la imagen que les asigna el cuarto
poder de la sociedad. Y los sucesivos Congresos del PCE, como el XV recientemente
celebrado, son ocasión para que los medios informativos, al servicio de quien
verdaderamente manda en el mundo, le recuerden a la gente lo desfasados que
estamos los comunistas, (en función de la visión sin esperanza de futuro que los
dominadores recetan a la humanidad sometida), y lo malos que somos al no querer
plegarnos a la extinción que nos recomiendan.
Esta claro que nuestro mayor crimen es empeñarnos en seguir existiendo y seguir
constituyendo una condena moral de los explotadores del planeta, y una esperanza de
futuro para los que creen y esperan que el mundo puede cambiar para mejor y que los
hombres podemos hacer algo para alcanzar ese objetivo.
A raíz del último Congreso del PCE, la estrategia propagandística de los medios de
difusión es especular con las posibilidades de que IU se avenga a pactar con el PSOE,
que todavía es felipista, sin pretensiones programáticas. Es decir, se trata de
mentalizar a la sociedad, comunistas incluidos, de la imposibilidad de que nuestro
Partido y su proyecto politico Izquierda Unida constituyan un referente autónomo y
diferenciador con visos de futuro, y tengamos que limitarnos a funcionar como una
especie de ala izquierda del PSOE sin un horizonte de implantación paulatina que
implique un avance hacia la realización de nuestros objetivos finales.
Tal operación propagandística de los medios de difusión es lo bastante sibilina como
para pasar desapercibida. Pero nosotros la percibimos como un ataque a nuestra
vocación irrenunciable de cambiar el mundo de base.