o un grupo de personas, o un partido político, pasan a tener, ante la visión de gran
parte de la sociedad, no su propia imagen en base a sus propios hechos y su historia,
sino la imagen falsa y artificial que le fabriquen y le asignen los poderes dominantes
de los medios de difusión.
Ante la imposibilidad de anularnos a los comunistas, y de aplicar contra nosotros una
represión violenta que se demostró contraproducente en etapas anteriores, el sistema
basa su estrategia de sustraerse a nuestra acción transformadora centrando sus
esfuerzos en mantenernos aislados de las masas populares. En esa estrategia encajan
las reiteradas negativas de otros partidos, que se dicen de izquierdas, a acordar
programas y estrategias con el Partido Comunista. También, la captación de figuras
políticas o sindicales de nuestro entorno para promover operaciones, como la
realizada en las últimas elecciones autonómicas de Galicia, cuya finalidad es
desvirtuar el sentido transformador de la propuesta comunista. Y por último, la
acción de desprestigio y demonización, a cargo de la prensa, de las figuras que
verdaderamente encarnen ese espíritu comunista.
En esa tarea la prensa española tiene ya un largo rodaje. Si durante las décadas del
franquismo se ensañó en presentar a Pasionaria como un ser perverso, no corrieron
mejor suerte los sucesivos Secretarios Generales del PCE despues de la legalización
del Partido y la democratización de la vida política española: Santiago Carrillo,
Gerardo Iglesias, Julio Anguita, y ahora Francisco Frutos, durante la etapa de su
liderazgo comunista pasan a ostentar, quieras o no, la imagen que les asigna el cuarto
poder de la sociedad. Y los sucesivos Congresos del PCE, como el XV recientemente
celebrado, son ocasión para que los medios informativos, al servicio de quien
verdaderamente manda en el mundo, le recuerden a la gente lo desfasados que
estamos los comunistas, (en función de la visión sin esperanza de futuro que los
dominadores recetan a la humanidad sometida), y lo malos que somos al no querer
plegarnos a la extinción que nos recomiendan.
Esta claro que nuestro mayor crimen es empeñarnos en seguir existiendo y seguir
constituyendo una condena moral de los explotadores del planeta, y una esperanza de
futuro para los que creen y esperan que el mundo puede cambiar para mejor y que los
hombres podemos hacer algo para alcanzar ese objetivo.
A raíz del último Congreso del PCE, la estrategia propagandística de los medios de
difusión es especular con las posibilidades de que IU se avenga a pactar con el PSOE,
que todavía es felipista, sin pretensiones programáticas. Es decir, se trata de
mentalizar a la sociedad, comunistas incluidos, de la imposibilidad de que nuestro
Partido y su proyecto politico Izquierda Unida constituyan un referente autónomo y
diferenciador con visos de futuro, y tengamos que limitarnos a funcionar como una
especie de ala izquierda del PSOE sin un horizonte de implantación paulatina que
implique un avance hacia la realización de nuestros objetivos finales.
Tal operación propagandística de los medios de difusión es lo bastante sibilina como
para pasar desapercibida. Pero nosotros la percibimos como un ataque a nuestra
vocación irrenunciable de cambiar el mundo de base.